El sector privado, incluyendo la industria financiera, desempeña un papel clave en la lucha por un futuro más amigable con el medio ambiente. En los próximos años, la inversión estratégica en tecnologías, infraestructuras y empresas resultará crítica en la transición hacia una economía resistente al cambio climático y eficiente en su uso de recursos de bajas emisiones de carbono.