Mientras que el modelo de desarrollo económico convencional solía considerar la protección del medio ambiente como un lujo que las sociedades podían permitirse toda vez que gozaran de una posición desahogada, las llamadas finanzas verdes han ido ganando terreno en la agenda global.
Los modelos económicos que impulsan la actividad financiera advocada a un uso eficiente de recursos naturales, reducción de la polución y de emisiones de gases de efecto invernadero, así como las empresas dedicadas al desarrollo de soluciones en torno al cambio climático resultan cada vez más relevantes.